Teoría y Metodología de la historia feminista
Conmemoración
Seminario de Investigación Escritos de Mujeres
IISUE-UNAM

Martes 7 de mayo del 2024.
Segundo espacio de conversación. Lo que propicia la investigación colectiva. Investigaciones realizadas en relación.

Clara Ramírez:
Atendiendo las percepciones de quienes se suman y llegan con sus ideas, de quienes traían los textos…ha sido realmente un trabajo colaborativo de las alumnas de la clase que normalmente funcionaban de interlocutoras, aunque no estuvieran en el Seminario y no conocieran la Colección en principio, todo esto ha sido un proceso de trabajo colectivo y colaborativo desde el inicio. Para mí ha sido producto de un trabajo en relación que ha implicado muchos retos, pero que también creo que es la mejor manera de trabajar.
Ayer hablábamos un poco de cuáles son los caminos de investigación y pienso que un pilar fundamental de todo nuestro trabajo ha sido trabajar en colectivo. Quisiera empezar antes de darle la palabra a la coordinadora de la mesa, presentando a las personas que ahora están en el Seminario a las que han pasado por el Seminario, porque de alguna manera es re-conocernos y conocer todo este trabajo que nos ha llevado a todo lo que les hemos venido contando en estas Conversaciones.
En primer lugar, presento a Claudia Llanos que la conocen, porque muchas han sido sus alumnas. Claudia ha sido integrante del Seminario desde el principio y ha tenido a cargo la edición de los libros. Queríamos que esos textos de mujeres que nadie había conocido y que estaban ahí a disposición del público pero que a nadie le habían interesado tuviera ediciones cuidadas, con todos los criterios filológicos de una buena edición histórica como se han editado los clásicos, con todo el respeto y la dignidad que merecían estos textos tan importantes. Textos que desde el siglo XVI se han mantenido y han llegado hasta nosotras.
Son para mí un regalo invaluable por lo que, repito, queríamos tratarlos con esa dignidad. Por suerte Claudia estudio filología hispánica en la Universidad de Salamanca en un momento en que esa carrera era la mejor en Hispanoamérica porque ahí estaban todos los que conforman la Academia y el Centro Cervantes, los que participaron de los diccionarios etimológicos de la lengua… Gracias a esto tenemos criterios claros de trabajo, qué quitar, qué poner, cómo hacer la edición y qué respetar… Esto ha sido una parte muy importante del Seminario y también muy importante para el trabajo colectivo, pues en este sentido tenemos directrices claras pero también respeto. Alrededor de esto hay un proceso de trabajo que es al que nos vamos a referir en la jornada de hoy. Agradecerle a Claudia la codirección de la edición y el cuidado de las ediciones y la coordinación de esos grupos de edición que han ido creciendo.
Nuestra edición de Inés de la Cruz fue un trabajo sin planear, han sido las mismas autoras que nos han enseñado a planear, a dividirnos por grupos, en fin…Son diecisiete años de trabajo que se ven y que se han ido definiendo.
Ahora quisiera presentar a quienes en este momento forman parte del grupo y luego quisiera presentar a quienes han participado. El segundo lugar quiero agradecer y presentar a Carolina Narváez que ahora está viviendo en Barcelona y trabajando para la AC Tres Guineas que es un espacio fuera de la universidad, para apoyar lo diferente que son las carreras universitarias o creativas de las mujeres. Caro ha traído muchos aportes al Grupo de Investigación en particular, creo que agradecemos su constancia y su tenacidad y también su formación feminista muy rigurosa y muy clara traída de su ciudad natal, Cali, una formación, como decía muy clara de lecturas feministas. Yo en particular apreció haberme presentado muchas de las mujeres de la Librería de Mujeres de Milán que me hicieron enganchar con un feminismo con el que si estaba de acuerdo y que me nutria. Ella estará en esta mesa conversando de su experiencia del trabajo en conjunto y el trabajo con la edición de libros.
En tercer lugar, quisiera presentar a Christiane Benhumea que ha trabajado con nosotras desde que era estudiante de licenciatura en el SUA[1], ya era licenciada en derecho y ha persistido y se ha formado a nuestro lado. Hizo la tesis de licenciatura, hizo la maestría y acaba de hacer su examen de candidatura para el doctorado. Está trabajando el divorcio como una experiencia de libertad de las mujeres en el siglo XVIII. Es interesante porque ha leído expedientes jurídicos, pero, para buscar la voz de las mujeres. Su trabajo aporta cuando estamos trabajando fuentes institucionales y además da elementos para pensar cómo poder buscar en este tipo de fuentes la libertad de las mujeres. Christiane maneja las bases de datos del Seminario, de las que ya les hablamos el día de ayer y ha sido muy disciplinada y cuidadosa y constante para ir llenando cada registro de lo que encontramos. Todo lo hallado se lo pasamos a ella y ella lo transfiere a la base de datos, por esto es que este repositorio es una visión de futuro muy importante.
Después quisiera presentar a Jonathan Girón, vale la pena aclarar que estoy presentando por antigüedad. Jonathan llegó porque era el diseñador de la colección y se fue involucrando, siendo el único hombre que está en el grupo. Siempre le he agradecido el respeto y el silencio, el no querer hablar de primero, en no decir que sabe de todo. Él ha aprendido a colaborarnos en lo que hemos necesitado lo cual agradecemos sobre todo su apoyo en el aspecto tecnológico, al igual que su aporte en humanidades digitales.
Después quiero presentar a Mariana Abreu que ha llevado un tipo de carrera forjada en el Seminario. Primero en el seminario de la clase, cuando empezamos con esa primera generación que fue a la que le tocó llevar una obligatorio de historia general. En ese momento tuve tres clases con esta generación y de ahí vinieron al grupo. Estando aquí hizo la tesis, no directamente conmigo o con alguien del grupo, aunque al final sí porque falló el sinodal con el que estaba trabajando. Luego estuvo con nosotras durante su tesis de maestría y luego en la que está en este momento que es su tesis del doctorado. Me da mucho gusto este compartir este camino sobre todo porque Mariana es un pilar fuerte para nuestro grupo de investigación y ha tenido también un papel muy activo en estas jornadas.
Presento ahora a Sari Meléndez que ha estado trabajando con nosotras en el mismo momento de Mariana. Hizo la tesis de licenciatura conmigo y después hizo su maestría en el Instituto Mora. Ahora trabaja en el Archivo histórico de la UNAM (AHUNAM). Es fundamental la relación intergeneracional y ver cómo cada una va creciendo. Yo creo que siempre he considerado a mis alumnas mis colegas, porque cada vez he ido descargando cosas en ellas y es muy grato contar con esas presencias.
Ahora presentaré más rápidamente a las mujeres más jóvenes que hacen parte del seminario en este momento, las que han llegado más recientemente: Raque, Ángeles, Oderay, Oriana y Alejandra que han sido las encargadas de tratar de convertir estos espacios universitarios tan áridos en espacios amenos. Raque fue la encargada de la creación de los collages. También Monse se ha integrado hace poco, aunque es la generación de Mariana y Sari; ella había hecho la carrera por otro lado, pero regresó a que le dirigiéramos la tesis, que había empezado Diana Barreto pero que después terminé yo, Caro apoyó mucho en esas direcciones de tesis. Esa parte de formación es un toque muy importante del seminario. Yo siento que la gente termina y muchas se van y otras se quedan. Acabo de recordar que se acaban de integrar María y Evelyn, por el servicio social.
Quiero agradecer a Laura, por estar aquí porque es un recuerdo muy grato de ese seminario que empezó aquí hace diecisiete años, recuerdo que ella estaba haciendo la maestría en historia; con ella y ese grupo en particular empezamos esta historia y desde entonces siempre muy cerca.
Le paso la palabra a Claudia Llanos para la mesa de hoy que hemos titulado “Lo que propicia la investigación colectiva. Investigaciones realizadas en relación”
Buenos días de nuevo a todas, es un placer de verdad. Porque nos parece importante esta idea, porque creemos que la relación entre nosotras cuenta. Una de las características del Seminario de Investigación Escritos de Mujeres es que no apostamos por la individualidad que pretende crear cerebritos pensantes sin cuerpo y aislados e individualizados que buscan sus carreras personales y nada más…
Sin duda en alguna parte del tiempo del Seminario pasó algo, pues fuimos dando el giro hacía la importancia política de la colaboración, de la investigación en relación. Creo que esto giro era parte de una búsqueda, era algo que finalmente llegó casi por sí solo. No es que no creamos en las carreras individuales o en el talento de cada quien, más bien creemos que cualquier investigación siempre es mejor en relación. No quiere decir que yo me siente con Mariana a escribir su tesis, ella la escribió solita, pero sin duda el hecho de discutir y abordar el tema en colectivo nos permite encontrar el camino…
Esto ha sido muy importante porque nos ha dado cohesión. Ayer Clara hablaba de autorizarnos a nosotras mismas, movimiento que empieza por autorizarme a mí misma; es decir, creo en lo que escribo, pero al mismo tiempo autorizo y tengo medida con aquellas con las que estoy en el grupo de Investigación. En el sentido de poder saber qué compartimos o tenemos un piso en común. Compartimos esta búsqueda en común de la voz de las mujeres, la libertad de las mujeres, es esto lo que nos hace sentir en compañía, en relación y nos permite hablar conjuntamente de eso que somos, de eso que deseamos.
Esto ha sido hermoso, por ejemplo, con la edición de las Hijas del Anáhuac creo que ha sido el súmmum de todo este trabajo en relación, teniendo en cuenta que esa publicación salió de una tesis de licenciatura, al menos la inquietud, una tesis de una chica que dejó la academia y buscó otros horizontes, pero fue ella quien nos dio la oportunidad de saber qué existían Las Hijas y que era importante sacar adelante ese proyecto.
Lo importante no es solamente la colaboración sino el affidamento, el hecho de que sean más jóvenes que nosotras no es una barrera, al contrario, yo pienso que permite algo colaborativo con el sentido de abrirse, en el sentido de una apertura al conocimiento de todas. En este sentido, yo no sabía, pero mantenemos relaciones de affidamento en tanto que, nos reconocemos autoridad, a mí me gusta eso de aprender de mis alumnas, o de mis compañeras del grupo de investigación. Esto para mi es importante porque a lo mejor una mirada diferente, desde otro lugar hace la diferencia.
Creo que en cuanto al tema de la edición que es la parte que a mí me corresponde coordinar, lo hago con un gran amor. Antes de ser filóloga ya era editora desde hace muchos años. He trabajado en diferentes instituciones como editora y creo que la filología solo vino a ayudarme a consolidar esa parte. Empezar fue complicado, yo soy la que me encargo de estar atrás de las seleccionadoras del texto, es una colaboración permanente. La edición de los libros de Mariana e Inés los hice con Xitlali Campos que, aunque está fuera del grupo es una grandiosa profesora de secundaria en Xochimilco. El hecho de estar en contacto con quienes hacen las búsquedas y las transcripciones me enriquece muchísimo en el sentido de poder conocer el interés hacía el texto. Ha sido importante porque el trabajo de edición es muy solitario en el sentido de que hay que estar con el texto, pero el hecho de que tengamos este grupo grande, tenemos varios proyectos de edición en marcha ahora mismo ha permitido formar a las demás, en cómo se cuida un texto, no ha sido la idea quedarme con el saber, más bien es la circulación de esto.
Las reuniones de dudas son importantes porque podemos sacar adelante textos que de otra manera serían imposibles. Pues no enfrentamos con autoras que escribieron de una forma nada normativa y que hay que respetar esa forma, porque ponerles algo que es nuestro es alterar de por si el texto, entonces tomar todas esas decisiones en conjunto y además que cada una se dé cuenta de cómo la escritura de las autoras plantea esto es muy hermoso. Estoy casi segura que desde entonces leen las cosas de manera diferente y eso es muy importante para las autoras.
Ahora está en proceso de edición Sor Coleta[2] que ha sido uno de los retos más grandes de edición, pues es una escritora en sí un reto. Con Coleta hemos hecho montones de reuniones, hemos hecho una página especial de las palabras mágicas de Sor Coleta para poder saber cómo las vamos a integrar. Coleta ha pasado por todos nuestros ojos. Alma Cecilia, la que ha trabajado y hallado el texto ahora vive en León y es profesora de la Salle en León y no nos podrá acompañar, sin embargo, en la edición ha estado presente.
El trabajo de edición es un trabajo entregado y muy fino y poderlo hacer en conjunto es para mí maravilloso, sentir que hay un interés por aprender es muy alentador. Para finalizar esta parte, quiero decir que, también, el hecho de que tenga a mi cargo un seminario en la Facultad[3] llamado “Seminario Escritos de Mujeres” también me ha aportado mucho y me ha permitido proponerles a las estudiantes que busquen por sí aquello que quieren, aunque les cuesta trabajo, yo veo que terminan enganchándose. Es muy bonito transmitir esa inquietud que es lo que de alguna manera hacemos aquí, es algo que me ha enseñado mucho y he conocido gracias a ustedes un montón de autoras que a lo mejor no me hubiera acercado tan fervorosamente.
En este sentido, quisiera hablar de recuperar el hacer simbólico y hacer simbólico entre nosotras y para nosotras. La labor de edición ha implicado el hecho de autorizarnos y autorizar a las autoras y darles el lugar que han merecido siempre y que no lo han tenido. Pero además junto con esto, y es algo que he aprendido aquí, cómo nos autorizamos, entonces creamos simbólico de las mujeres.
¿Por qué es tan importante? Porque como dicen las italianas el desorden simbólico patriarcal no nos ha dejado más que desazón y orfandad y el hecho de poder recuperar esa larga línea de escritura de las mujeres nos permite darnos cuenta de algo que es muy importante, las mujeres escriben para nosotras, las mujeres escriben para las mujeres y no necesariamente están buscando lectores masculinos, algunas, pero no todas necesariamente. En ese sentido es muy valioso que nosotras nos reconozcamos en ellas, a veces hay una línea de continuidad que cada vez para mi es más diáfana que no tiene nada que ver con la genealogía de continuidad masculina, sino que es propia, ya Gerda Lerner menciona en La creación de la conciencia feminista esa necesidad de la autorización y como esto ha hecho que tengamos el sentido o el valor de nuestra creación de conocimiento, como decía ayer América, no es que no valga sino que nos creamos ese valor, que creamos en las otras y eso nos permite justamente hacer lo que hacemos en este grupo que es sobre todo, y no es que sea la tarea más importante pero es medular editar a las escritoras. Esto nos permite meternos en esa línea simbólica, en esa genealogía que me permite identificar intereses compartidos, que por un lado yo estoy sintiendo y que puedo proyectar en mi propia escritura. Por ejemplo, observo que las alumnas se interesan por autoras que hace cincuenta o cien años que nadie las ve y eso de revivirlas es autorizarlas, hacerlas presentes. En ese sentido va el trabajo de edición, la verdad nunca creí que esta sería una tarea en mi vida, lo cual agradezco mucho… aportar en que las autoras se conozcan me ha dado mucha medida. He leído a muchos autores, pero desde que edito autoras leo muchas más mujeres que antes, algo que no tenía en mi background.

Claudia Llanos:

Clara Ramírez:
Mientras hablabas veía las imágenes de las autoras que nos acompañan y hay algunas que nunca han estado en la universidad y que las traemos aquí; Pita, Sor Juana… Es eso, traerlas aquí porque recuerdo que en alguno de los seminarios un alumno hombre nos dijo: “¡Si están tan enojadas, porque no se van de la universidad!” y pues no porque pagamos impuestos y aquí estamos y la universidad es nuestra, pero falta que los contenidos sean nuestros. Estamos en el camino.
Ya hemos hablado de Inés, de Mariana que fueron las fundadoras del convento de Santa Teresa la Antigua y que son dos pilares fundamentales de nuestra colección, pero después editamos el tercer volumen que fue ese hallazgo tan maravilloso de Laura y Mirna, el diario espiritual de Isabel Manuela de Santa María, titulado De Conciencia que es un texto novedoso, yo nunca había leído algo así y que me parece que Caro Narváez pudo comprender muy respetuosamente, esa mística corporal, si eres la esposa de Cristo tienes derecho a gozar en carne y en espíritu. Para mí ha sido un texto sorprendente y muy enriquecedor de las escrituras de mujeres.
El cuarto volumen es la Marquesa de las Amarillas, que esta versificado por un hombre, pero que él reconoce estar basado en un texto original de la propia Marquesa que cuenta su viaje de Cádiz a la Ciudad de México, que es un ejemplo de que todas las que escribían no eran monjas, también las virreinas escribían, las aristócratas también escribían.
Después viene María Ana Águeda de San Ignacio que fue una mujer que su obra si fue impresa en su época y que tiene una experiencia espiritual que sí aceptaba la iglesia, pero también ella muestra la riqueza de lo que puede ser una vida que a lo largo del relato histórico se ha considerado solo encierro y dominación cuando en realidad es mucho lo que ocurre en la reclusión.
Después vienen los Testamentos de mujeres [indígenas] culhuacanas. [Siglo XVI] en Náhuatl, diría que es uno de los primeros textos que muestra la voz de las mujeres. Esos testamentos estaban publicados en inglés como un conjunto, pero no haciendo énfasis en lo que significaba que esas mujeres testaran. Este ha sido un trabajo que ha gustado mucho porque es una edición bilingüe a cargo de Sofia Torres que se tomó el trabajo de traducir.
Después de estas ediciones llegaron Las Hijas del Anáhuac que es la edición en la que nos ocuparemos hoy. Que recoge un montón de esfuerzos y que nos ha presentado otros desafíos. Ahora viene Sor Coleta que es otra autora maravillosa porque ella aprende a escribir escribiendo, entonces aprende de lo que oye, de lo que lee, entonces notamos como al descubrir la H, empieza a usarla en todas las palabras. Y así lo conservamos, porque es esa experimentación de quien como dice Sor Juana “tuve por compañeros el tintero y la pluma” de las autodidactas…Coleta nos muestra el camino del autodidactismo divertido.
Las Hijas del Anáhuac, como les decía en 1867 se autoriza por Benito Juárez en congreso en ese momento la creación de la Escuela de Artes y Oficios para Mujeres, ya existía la Escuela de Artes y Oficios para Hombres y que luego se convertiría en una vocacional del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
El sentido del liberalismo era educar a las mujeres para que educaran mejor a los ciudadanos que estaban creciendo, es decir, entre otras cosas, ser las mejores compañeras de los liberales. Sea como haya sido se empeñaron en fundar esta escuela y Carmen Aquino una alumna que hizo parte del Seminario en una época empezó a investigar sobre la escuela para mujeres y encontró que en el taller de imprenta las alumnas les piden a algunas profesoras de la Escuela de Artes y Oficios hacer un semanario. Eso lo dicen ellas mismas en el primer número de su semanario llamado Las Hijas del Anáhuac.
Es muy importante la recuperación de este periódico porque se conoce Las Violetas del Anáhuac [posteriores a Las Hijas…] en el que participó Laureana Wright, aunque está dirigido por un hombre y cuenta con un redactor en jefe que también es un hombre. Cuando Las Hijas… tenía otras características, pues era una formación totalmente de mujeres y de hecho se imprimía en su propia escuela.
El hecho de encontrar Las Hijas… y de poder pensar en su publicación fue una gran decisión, para mí fue claro e insistí mucho en que había que publicarlas. Porque veía la vulnerabilidad del documento. La primera vez la encontramos en microfilm en la Hemeroteca Nacional, aunque el cataloga arrojaba que estaba el original nunca lo habíamos encontrado. Decidimos trabajar la primera transcripción con el microfilm que además era de baja calidad.
La mayoría de las autoras utilizan nombres de la nobleza náhuatl, no todas, pero varias de ellas, además que lo están haciendo con sus propios recursos, con sus tipografías, con su tiempo y pese a todo encontramos el original gracias a Ana Peniche quien es la restauradora de la Biblioteca Nacional y a quien le platicamos nuestra travesía buscando el original… fue ella quien nos dijo que lo tenía en proceso de restauración porque está en un gran volumen junto a otros documentos. Nos alegró mucho, hicimos el proceso de edición, pero después nos surgió la idea y vimos la importancia de hacer el facsimilar. Buscamos mucho Las Hijas en acervos documentales nacionales e internacionales, pero no logramos hallarlo, en realidad el documento que tiene la Biblioteca Nacional es el único original con el que se cuenta. Así que vimos con más urgencia la importancia de su conservación haciendo el facsimilar.
Este trabajo nos ha llevado a la necesidad de buscar quienes eran Las Hijas del Anáhuac, hay mucho misterio, sabemos poquitas cosas de las estudiantes, aunque sabemos que algunas de las participantes pertenecían a una sociedad literaria llamada “Las Hijas del Anáhuac” quecolaboraban con una sociedad masculina, de la Sociedad Moctezuma donde estaba Acuña y otros, pero esos eran los muchachos, las muchachas tenían el Semanario. Hay mucho qué hacer, por ejemplo, conocer a las integrantes de Las Hijas, estoy segura que eso en algún momento saldrá a la luz.

Claudia Llanos:

Mariana Abreu:
Las Hijas del Anáhuac. Una experiencia editorial de mujeres en el siglo XIX editada por mujeres en el siglo XXI.
El proceso de editar Las Hijas del Anáhuac ha sido transformador en muchos sentidos. El hecho de saber que el semanario era confundido constantemente con Las Violetas del Anáhuac, publicación que surgió después y en un contexto distinto, y el enterarnos de que el original estaba extraviado en la Hemeroteca Nacional eran pistas de que nos encontrábamos frente a un gran tesoro que debíamos conocer y recuperar.
Las Hijas del Anáhuac. Ensayo literario fue la obra con la que decidimos comenzar a publicar escritos de mujeres de los siglos XIX y XX en el grupo de investigación, tras descubrir que también en esos siglos había textos que nos seguían siendo desconocidos en el presente. Había que recorrer un camino nuevo, pensar en cuáles serían los criterios de edición para esta obra, a partir de lo que las autoras nos marcaran como importante.
Descubrimos en Las Hijas del Anáhuac a un grupo de alumnas y maestras, que se supieron creadoras y que, como un juego y una exploración, lanzaron al público la primera publicación hecha por y para mujeres en México. Era una especie de espejo para nosotras, también maestras, alumnas y amigas, que exploramos y jugamos con las palabras. Ellas editaron la publicación y poco más de un siglo después, nosotras la reeditábamos y, al hacerlo, las volvimos nuestras maestras.
Gracias a la investigación de Carmen Aquino, asesorada por Claudia Llanos, supimos que el semanario surgió en el contexto del taller de imprenta de la Escuela de Artes y Oficios para Mujeres, la cual se inauguró durante el gobierno de Benito Juárez en noviembre de 1871. La escuela fue concebida como una obra de beneficencia, financiada por la Lotería Nacional Mexicana, a la que asistirían alumnas en situación de pobreza económica. En la práctica, se inscribieron alumnas de distintos orígenes sociales.
Las Hijas del Anáhuac surgió como un ejercicio para poner en práctica lo aprendido: “Algunas jóvenes que se dedican a la tipografía, con el objeto de formalizar sus ejercicios, ocurrieron a nosotras para la publicación de un periódico íntimo, y este es el origen de la presente publicación.”[4] El primer número se publicó en México el 19 de octubre de 1873 y el último, el 18 de enero de 1874. En total, fueron 14 números de 4 páginas cada uno.
Con el trabajo de edición nos dimos cuenta de que para las creadoras de Las Hijas, fijar secciones rígidas no tenía ninguna relevancia, como no lo tenía la homogeneización ni uniformidad entre números. Nos asombramos con la valentía de las autoras, que, en un momento como en el que vivieron, se animaron a hacer pública su escritura y responder a las reacciones que recibieron, abriendo camino a las escritoras y periodistas que les siguieron. Su propio trabajo colectivo nos llevó a reflexionar sobre el nuestro, con sus goces y sus dificultades. Nos llevó a escribir una introducción a varias voces, en la que pusimos en juego la escritura en relación y una nueva forma de practicarla.
El semanario se convirtió en una brújula para navegar el siglo XIX con una mirada fresca, femenina. Descubrimos que las autoras tenían mucho que enseñarnos sobre la relación con Dios, la relación con la madre, la disparidad y la autoridad, la escritura, la naturaleza, la historia y la geografía de esta tierra. Nos enseñaron de nuestras propias antepasadas y diosas nahuas a través de sus seudónimos, muchas sobre los cuales no aprendimos en la escuela.
Las Hijas del Anáhuac abre un camino para repensar lo que sabemos de la vida de las mujeres en el siglo XIX, un siglo que, en México, se ha relatado casi únicamente desde el recuento de las guerras y los cambios de gobierno. El trabajo de edición de este semanario fue una experiencia que reforzó el trabajo en relación que ya hacíamos, con la particularidad de que en la obra misma podíamos vislumbrar cómo trabajaron colectivamente otras mujeres en el pasado en un ejercicio similar al nuestro. Nos llevó a poner atención, una vez más, a nuestras propias prácticas y relaciones, con una conciencia más precisa sobre lo que significa el trabajo entre nosotras. Las Hijas del Anáhuac ha ensanchado nuestra noción de lo que es posible crear si te abres a recibir lo que la otra tiene que mostrarte sobre ella, sobre ti misma y sobre lo otro.
Queremos presentar las estrategias de trabajo colectivo y enfatizar en una apuesta política en la que la intelectualidad y la emotividad se cruzan, que es lo que siempre, al menos yo, he querido plantear siendo historiadora, no mantener las escisiones sobre mi estar político, mi lugar en la universidad o fuera o en la cotidianidad. Este es un ejercicio de coincidencia de estos aspectos. Siento que Las Hijas del Anáhuac fue una oportunidad de poner en práctica y enlazar lo que se piensa con lo que se dice con lo que se hace, como un caudal fuerte. Fue la práctica de haber aprendido de Claudia Llanos en el aspecto de la edición concretado en tener la edición de este semanario lo que me permitió el trabajo y la construcción de una metodología que incluía un trabajo en equipo y los retos del mismo texto. Hacemos un trabajo de edición dedicado, donde empezamos por la transcripción y luego cuatro lecturas que corresponde a una revisión para saber que no se ha fallado al documento original.
Las Hijas del Anáhuac. Una experiencia editorial de mujeres en el siglo XIX editada por mujeres en el siglo XXI.
La investigación colectiva que ahora albergamos como un gran tesoro de este grupo de investigación ha sido un desafío, sin lugar a duda, cuando se comparte o se pone en juego todo lo que somos, lo que no nos gusta de nosotras mismas y lo que nos gusta; se juega el reconocimiento que hacemos de nuestras propias habilidades y también nuestro negativo, como dirían las filosofas de Diotima.
No quiero decir que el trabajo entre mujeres es un idilio, porque no es así, la política de las mujeres y el reconocimiento entre nosotras no pasa por negar las dificultades que enfrentamos y tampoco pasa por la idealización de nadie, menos por el deseo de homogenizarnos para así finalmente lograr entendernos. Bajo esta salvedad el trabajo colectivo entre mujeres es una escuela política, no el paraíso en la tierra.
De todas formas, hemos experimentado que cuando la palabra y la escucha entran en relación podemos llevarnos algo de la otra con nosotras mismas y así afianzar los procesos creativos y en especial los procesos de escritura.
Las Hijas del Anáhuac nos mostraron asuntos que el feminismo pensaría posteriormente, por ejemplo, las relaciones intergeneracionales; es decir, lo fructífero que resultan los vínculos entre mujeres de diferentes edades y experiencias. Nos mostraron cómo al identificar su deseo por la escritura se descubren como autoras y creadoras en un contexto en el que tal vez esa figura no existía. De ahí que, consideremos que el trabajo colectivo aporta en la reducción de sentirnos forasteras o extranjeras en determinados espacios o momentos, o como dice la investigadora Aracely Mingo, para el caso de la universidad, en intrusas.
De alguna manera cuando nos escuchamos, molesta o empieza a sobrar el supuesto “neutro” masculino, permitiendo que se dé lugar al Yo, a la voz pues, encuentra resonancia y fuerza cuando es acogido y escuchado por otras. Hemos experimentado que el trabajo colectivo cuestiona la sensación de fragmentación que solemos experimentar, en parte, porque no deseamos separar el pensamiento del amor y tampoco nuestros deseos del conocimiento.
Cuando trabajamos entre nosotras, surge un pacto que posiblemente se construye en lo simbólico y es el reconocimiento de ciertas habilidades en unas y la intención de aprender de aquello que es un más en la otra y que será un más para mí. En este sentido, la competencia pierde lugar en la relación, pues la habilidad de la otra me hace grande a mí y me impulsa al auto reconocimiento, también de mis habilidades o fortalezas y de igual manera de mis deseos.
La confianza en la que hemos crecido da valor a cada una de las que participamos en el grupo de investigación, esto pasa en la medida en que se otorga valor a la palabra de la otra y a su experiencia, pero, además, hay una práctica de reciprocidad en la que se reconoce que la construcción de conocimiento no se hace a partir de relaciones instrumentalizadas y jerárquicas, sin que esto quiera decir que somos iguales, porque no lo somos.
La conciencia sobre la disparidad, o sea el reconocimiento de otra mujer y su grandeza da fuerza, al igual que ser conscientes de las diferencias. La artista feminista Donatella Franchi, dice que cuando reconocemos a otra nos abrimos al movimiento del cambio, a una transformación.
Reconocer es un ejercicio de paciencia y es una práctica, no son palabras, es experiencia real pasada por el deseo y entonces por el cuerpo, no es una intención, ni tampoco solo una teoría del feminismo radical. Muchas veces es más fácil reconocer la grandeza de figuras de mujeres del pasado, que conocemos por sus obras y no en la dureza de la experiencia viva, que medirnos con nuestras contemporáneas.[5] Sigue habiendo resistencia a reconocer el papel fundamental que las prácticas y el pensamiento de las mujeres han tenido en el modo de hacer historia, por ello, es importante construir referentes cercanos, próximos, que aporten a pensar mi realidad. Es valioso considerar que para reconocer a la otra no tenemos que construir una idealización de ella, una fantasía perfecta en la que la otra no se equivoca e incluso es mucho más que yo. Esto solo hace daño y nos retorna a la posición de víctimas, con una trampa mayor y es poner en el peor lugar a otra mujer.
En definitiva, Las Hijas del Anáhuac, así como nosotras sentimos y vivimos que la política no puede prescindir de la amistad y que esto es una expresión del deseo, no algo que nos reste, por ello un motor para nuestros trabajos y nuestras rutas de investigación.

Carolina Narváez:

Sari Meléndez:
Yo he escrito este pequeño texto desde mi experiencia personal al editar Las Hijas del Anáhuac, que surgió a partir de lo que mis compañeras han expuesto y como de replantearme, de pronto yo no recordaba muchas cosas de ese momento y ahora entiendo.
Quisiera iniciar mi intervención retomando una idea que la doctora Carolina Narváez ha planteado: el trabajo colectivo que reduce el sentirnos forasteras o extranjeras en ciertos espacios o momentos. Editar Las Hijas del Anáhuac fue una labor que desarrollamos principalmente durante el confinamiento durante la pandemia por COVID-19 y durante el 2021, cuando el mundo entero experimentaba una profunda crisis. Aunque ahora resulta un recuerdo cada vez más lejano, fue sin duda un momento que nos confrontó en diversos niveles. Al igual que miles más, fue un momento muy oscuro e incierto en mi vida, en el que me sentí completamente extranjera, no solo del mundo académico, sino de la realidad misma.
Sin embargo, –y aquí quiero agradecer a mis compañeras y maestras del Grupo de Investigación- el trabajo colectivo, el trabajo en relación fue quizás el elemento más importante que me mantuvo a flote. Cada semana, cuando nos reuníamos de manera virtual para editar a Las Hijas… encarnaba en mí un poco del espíritu que emana del semanario, ese espíritu jovial y alegre, de sabernos construyendo –y reconstruyendo- algo importante, algo que nos daría más pistas y entendimientos sobre la experiencia de las mujeres del pasado, pero también, sobre nuestra propia y particular experiencia del ser mujer.
En esas semanas críticas, en las que el aislamiento no nos permitía ver a nuestras compañeras en persona, era el trabajo en relación lo que afianzaba nuestros lazos de maestras y alumnas, de compañera a compañera. Porque cada libro de la Colección Escritos de Mujeres contiene también la impronta de los vínculos tan significativos que construimos entre nosotras.
No puedo evitar dejar volar la imaginación y plantearme que si editar a Las Hijas –y trabajar colectivamente en Escritos- me ha ayudado a encontrar un sentido en ese momento tan difícil, ¡Qué gran aventura, qué gran sentido, debieron vivir las autoras del semanario! Y es desde esta experiencia del editar a Las Hijas que me resuena aún más el que fue sin duda mi tema favorito de la publicación: la amistad entre mujeres.
No son pocos los poemas o relatos que entre autoras –que también eran amigas- se dedicaban recíprocamente a lo largo de los diversos números del semanario. Otros textos, con temas dolorosos, como la muerte de una madre, solo podrían estar acompañados de esa red de amigas y compañeras que las sostuvo –y nos sostiene- ante las peores vicisitudes de la vida, pero también en las mejores, por ejemplo, cuando sentimos a Dios y nos sabemos una con la existencia ante la cálida luz del atardecer.
Por supuesto no quisiera idealizar las relaciones que las autoras tuvieron entre sí, pero el amor entre mujeres –de amigas, de admiración a la maestra y de aliento a la alumna-, es en mi opinión, claramente legible en esta publicación y me motiva e inspira, es como una pista más en mi andar que me señala el camino que quiero seguir construyendo.
Ellas eran completamente conscientes de la importancia de su proyecto, de que formaban parte del diálogo periodístico de la época, de lo “avanzado socialmente” que era publicar el primer periódico de señoritas de la Ciudad de México, o como lo pusieron en sus propias palabras: “un periódico íntimo”. Plasmaron en su publicación los temas –que en mi opinión son- verdaderamente relevantes de la vida: la relación con la madre, la amistad y amor entre mujeres, la experiencia de Dios en nuestra existencia.
Como la maestra Mariana Abreu nos ha hecho ver, en sus textos nos enseñaban otra historia que no aprendimos en la escuela y ni siquiera en los posgrados. En ellos nuestra lengua materna, bastante olvidada ya, retomaba un valor único. No sólo por el nacionalismo decimonónico, sino por el poder y la fuerza ancestral que tiene nombrarse mediante un pseudónimo que era el nombre de diosas milenarias –o la reinterpretación y reivindicación de la Malintzi-; por el saberse frutos y herederas de esta tierra enigmática que es el Anáhuac, coronada por sus montañas y volcanes, por sus paisajes semidesérticos de una belleza sin igual, a la que analizaron desde la ciencia geológica, pero también desde la experiencia mística.
Las escritoras, editoras e impresoras de Las Hijas concibieron su semanario no como un trabajo escolar más de la clase de tipografía, sino como un espacio en el que como con “una amiga íntima o un ser a quien manifestarle con confianza los sentimientos de su corazón” pudieran plasmar en sus páginas “esos instantes supremos de felicidad o de desgracia”, y en el que se manifestara públicamente las galas de la inteligencia de las mujeres. Es decir que su intención fue desde el primer momento poner al servicio de las mujeres su trabajo en relación.
Quisiera resaltar que, en contraposición con el momento histórico actual en el que expresar públicamente nuestros “instantes supremos de desgracia” es algo cercano al tabú, me resulta –y resultó- sumamente reconfortante leerlas a ellas. En esos momentos de aislamiento e incertidumbre, y más de ciento cuarenta años después de la publicación del primer número del semanario, ellas, al igual que mis compañeras de Escritos de Mujeres, fueron mis amigas durante algunos de los momentos más difíciles que he vivido. A ellas, a ustedes, ¡Gracias!
Muchas gracias Sari, Mariana y Caro, me gustaría saber si las mujeres que nos acompañan tienen alguna pregunta, qué les motiva oírnos, si tienen algo que contarnos. Creo que puede ser una conversación abierta, justamente sobre el proceso de trabajo en colaboración.

Claudia Llanos:

América:
La verdad es que estoy muy contenta de estar aquí porque siento que es algo muy refrescante, al menos en musicología llevo bastantes años en ese nicho, o que siempre he notado es que siempre es un trabajo muy solitario y muy receloso también… Esta cuestión de los archivos, a pesar de que es difícil encontrar las fuentes, aquí en México de mujeres no se diga, pero todavía hay archivos de compositores que nadie toma en cuenta y cuando alguien los encuentre se vuelve una cosa muy personal, muy atesorada. Es difícil entablar relaciones entre las personas que tienen el archivo o más personas que puedan aportar otras visiones de cómo estudiar esas fuentes. Al final de cuentas, yo como musicóloga veo algunas cosas en la fuente, pero otra persona puede ver otro tipo de cosas, siento que esto es lo que hace falta y al final nutre mucho el trabajo de investigación. Cuando no hay esta comunicación entre más personas pienso que los trabajos tienden a volverse muy cerrados y que podrían dar más si hay más integración. Trabajar con archivos de compositoras mujeres ha sido una tarea complicada, compleja, no solo por las fuentes sino por esta cuestión de entablar relaciones. Escucharlas y ver todo su trabajo es refrescante, agradecerles el trabajo que están haciendo, aunque yo lo veo desde otra perspectiva sé de alguna manera lo que es, lo que implica rescatar todas estas fuentes y si es un trabajo abismal, muchas gracias por hacerlo.
Quería comentar que estamos en el proceso de edición de las Conferencias Científicas que son una serie de conferencias de la Escuela Normal para Profesoras. Carito encontró unos cuantos volúmenes en el Fondo Reservado de la UNAM, pero eso nos ha llevado a una tarea impresionante, sobre todo aquí a las chicas más jóvenes que son las que la están haciendo, porque yo poquito he puesto… No sé si quieran platicarnos un poco esa colaboración, tener que ir al archivo, tener que buscar… ¿Qué ha significado para ustedes?

Claudia Llanos:

Ángeles Martínez:
Ha sido una experiencia maravillosa, porque trabajar con Oriana Delgado y Oderay García ha sido muy provechoso. Entre las tres hicimos todo un plan de trabajo para visitar diferentes bibliotecas y una vez nos juntamos y empezamos a buscar en diferentes repositorios y encontramos un libro de las Conferencias de 1902 publicadas en 1903 en la Biblioteca de México y a partir de ahí empezamos a rascar un poco más. Fue muy gracioso porque nos dimos cuenta que hay que buscar dos veces en los repositorios… para nuestra formación como investigadoras fue un descubrimiento pues ya habíamos buscado en muchos repositorios y al final volvimos a la Biblioteca Nacional y ahí estaban todos los número. ¡Llevábamos un mes buscando por toda la Ciudad de México! Aunque el proceso fue muy lindo porque conocimos otras bibliotecas de la ciudad y ya sabemos cómo movernos en esos lugares, cómo hay que hablarles incluso porque eso también es importante, tener en cuenta cómo hablarles a los bibliotecarios para que te dejen revisar un documento.
Me encontré las primeras Conferencias en el Fondo Reservado de la Biblioteca de la UNAM, lo valoramos y el impacto que tuvo fue mucho. Estos documentos corresponden a un grupo de conferencias que hacen las mujeres que se están formando para ser maestras. Para acceder al título tienen que hacer una disertación sobre los temas que han estudiado en su formación. Esas disertaciones de muchos temas, desde biología, química, astrología, literatura… Nosotras empezamos un proceso de transcripción y vimos con los ojos de más veteranas la importancia que tenían estos documentos, pero solo habíamos encontrado un grupo pequeño de documentos.
Creo que es importante decir que el documento nos va llevando hacía qué lugar, nos va marcando el camino. Con ese primer grupo de conferencias tomamos la decisión de buscarlas todas, pero además por qué no hacemos un trabajo de construir el contexto de ese México, y se formula otro grupo dentro del grupo de edición… Así que el grupo de edición se dividió entre las que transcribíamos y las que se fueron a los archivos a buscar información que nutriera el ambiente que rodeaba a esas mujeres de la Escuela para Señoritas.

Carolina Narváez:

Oderay García:
Yo entré al grupo hace dos años, al hacer mi servicio social me dediqué a investigar la Escuela Normal, pero en la Hemeroteca, yo me dediqué a revisar en los periódicos, a la par que ellas estaban transcribiendo, me dediqué a sistematizar lo que los periódicos de la época decían. Fue una experiencia muy enriquecedora, meterme al archivo y pasarme horas y horas y días ahí porque teníamos solo tres conferencias y al momento al que entro al archivo, teníamos las Conferencias 1881, 1892 y 1895, busco en los periódicos y me doy cuenta que había Conferencias de 1891 al 1895 y cuando ellas terminaban su ciclo escolar hacían un evento en la Normal, donde presentaban todos sus trabajos finales y también metían a la Escuela de Párvulos de niñas y de niños, ellas y ellos hacían una presentación musical. Me di cuenta, que Carmen Romero Rubio, que su esposo era Porfirio Diaz, estuvo muy presente en esta parte de la educación de las mujeres en México y en varias presentaciones de las disertaciones, del ciclo escolar, ella estuvo presente. En los periódicos hay crónicas de cómo está decorado el lugar, de cómo se presentan las alumnas, de las canciones que hacen. Es muy interesante reconstruir esta parte. Después me dediqué a la búsqueda con Ángeles y Oriana de las demás Conferencias y nos dimos cuenta que había Conferencias hasta 1904, entonces logramos recuperar catorce volúmenes, nos falta una que no logramos encontrar.
Es una experiencia enriquecedora porque ese trabajo fue en colaboración; por mi parte yo solo investigaba los periódicos, pero al llegar a las plenarias del Grupo de Investigación y compartir lo que encontraba y unir partes nos permitió reconstruir el contexto de esas mujeres, que a la misma vez hacían un trabajo colectivo y constante y que a la misma vez nosotras también lo hacíamos.
El trabajo de Ode fue muy importante porque ella nos mostró el impacto que tenían las Conferencias en ese momento en la Ciudad de México, los periódicos publicaban y publicitaban el evento donde las integrantes de la escuela leían sus disertaciones. Dimensionamos solo eso, que las disertaciones no pasaban desapercibidas, iba el presidente, Ode nos mostró que las Conferencias tenían un impacto, todo esto observando y recopilando información del periódico de la época. Fue dimensionar el gran trabajo. Los periódicos no lo decían y fue Ode quien demostró que en realidad si tenían una importancia descomunal.

Carolina Narváez:

Sari Meléndez:
Señalar que, al pensar la importancia que tienen unas Conferencias escritas por señoritas, pero yo las leí y fue impactante porque pensé ¡pero que chicas tan refinadas! Tienen un nivel de exposición, de estudio, de argumentación. Con refinado no me refiero a elegante, sino al cuidado que hay detrás. Recuerdo mucho un texto sobre el Sol, al leerlo parecía de un científico de la época y era de ¡una científica! Es decir, de una joven estudiante…Creo que hay que resaltar esto, el refinamiento que tienen en sus textos.
Cuando yo vi las Conferencias que Caro presentó, dije ¡Es una fuente maravillosa! Porque normalmente conocernos los programas de estudio, pero nunca los contenidos, es muy difícil acercarse a ellos ¿no? Yo digo en clase ¿qué quedará de nosotras? La lista de inscripción y los programas, pero eso no te permite acercarte a los contenidos, en cambio con este hallazgo están los contenidos y nos muestran un nivel de educación en las normales de señoritas ¡Excelso!

Clara Ramírez:

Mariana Abreu:
Le contaba a Caro antes de que ella encontrara las Conferencias, que un compañero estudiaba las normalistas y todo el tiempo las estaba minimizando, repetía “¡Estudiaban ciencia, pero no hacían ciencia!” Todo su trabajo era para desmeritarlas…yo le preguntaba ¿para qué las estudias? A veces se me olvida que la gente ahí afuera sigue pensando esas cosas.
Me doy cuenta en estas Conversaciones todo lo que ya he internalizado y que te da fuerza para cuando estas afuera no tener que hacer el mismo proceso todo el tiempo de justificar trabajos como estos, aunque a veces lo tengas que hacer repetidas veces ya no dudas y siempre encuentras recursos para seguir adelante.
Son dos cosas; el hallar los documentos y ponerlos en común que es como un descanso de que aquí sabes que de entrada son importantes y eso nadie lo va a poner en duda.
Solo para cerrar, creo que fue una experiencia enriquecedora, fue placentero trabajar en relación con Ode y Ángeles. Creo que cuando empezamos nunca nos imaginamos encontrar catorce volúmenes… Cuando ya teníamos la lista fue impresionante verlos, porque además también trabajamos en el proceso de transcripción de los primeros tres volúmenes y de pronto ver los nombres de las alumnas y de las maestras en los periódicos y encontrarnos las fotografías, saber cómo eran sus caras y sus rostros y ver los salones y los edificios fue muy enriquecedor. El trabajo que hizo Ode nos dio esa apertura para reconocer la autoridad que tenía y la importancia…Es decir; eran eventos importantes y se notaba el apoyo que entre ellas tenían. Las Conferencias eran interesantes…A mí me gustó mucho un texto sobre las flores y además todo el trabajo que había detrás, las investigaciones y la forma como lo narraban y lo leían fue simplemente muy lindo.

Oriana Delgado:

Clara Ramírez:
Todo esto es tan maravilloso y tan importante ahora sigue editar, aunque se editaron solo lo hicieron una vez porque presidencia pagó la edición, y darlas a conocer, pero son catorce volúmenes. El proyecto se va haciendo cada vez más grande, más complejo, más colaborativo. No podría ser algo que hiciera una sola persona, yo lo que hago es coordinar y ahora empezar a ver de dónde vamos a sacar los recursos, los apoyos para publicar. Llevamos siete volúmenes en estos diez años y ahora necesitamos publicar catorce. Pero es posible, porque seguramente a la Normal le va a interesar ese proyecto y ya estamos viendo esos trámites. Los propios hallazgos se van acomodando solos, esos volúmenes van a encontrar su salida, claro hay que ayudarles pero es la dimensión que tienen. Y todo esto solo se puede lograr con un trabajo colectivo que sume porque una sola investigación te consumiría toda la vida…
Trabajé mucho en Seminarios con mi maestro Lorenzo Luna, pero cada quien hacía su trabajo de investigación y poníamos en conjunto un tema, por ejemplo, los estudios del siglo XVI, XVII, XVIII cada quien desde su punto de vista y hacía un artículo pero lo que hemos hecho aquí es un trabajo en el que esos libros son de Mariana de la Encarnación, de Inés de la Cruz, de Las Hijas del Anáhuac y nosotras estamos a su servicio. Nuestros nombres son más pequeños y más colectivos, los de ellas salen… Creo que además este es un trabajo muy generoso.
Gracias a todas, lo importante es ver como el tema de la colaboración. No solo contribuye al trabajo que hacemos, sino que además es meternos en las venas de cada una para así trabajar de otra manera, feministamente hablando, trabajemos con la conciencia de que el trabajo va a ser leído, va a ser importante, yo me autorizo. El tema de las Conferencias parece una cosa chiquitica, pero en realidad forma parte del este simbólico entre nosotras de poder mostrarnos que hay un camino recorrido. Develar que el siglo XIX está lleno de sorpresas para las mujeres, la primera vez que encontré la palabra feminismo fue en un periódico del siglo XIX 1863, donde están publicadas las imágenes de la persecución a las sufragistas inglesas, es decir, que hay mucho qué hacer en el siglo XIX y que es muy importante para las mujeres, sobre todo en el proceso de emancipación que no es lo único pero es importante y que creo que tanto las Conferencias como Las Hijas del Anáhuac nos están abriendo la posibilidad de ver ese siglo que siempre ha sido el relato de las guerras… y que no se muestra todo lo demás que está sucediendo. Y nada más decir que, también en ese siglo se publica La siempre viva, que es una revista de la Escuela Siempre Viva que fundó Rita Cetina junto con otras mujeres en Yucatán, pero es una escuela privada con recursos privados, de ahí también a mi juicio, la importancia de Las Hijas por salir de una Escuela de Instrucción pública y de tratarse de mujeres con escasos recursos, por ello tiene unas peculiaridades en ese sentido.

Claudia Llanos:

Carolina Narváez:
Me gustaría que nos contaras un poco más el impacto de las relaciones de las mujeres en este tiempo, las conexiones que has hallado, que nos dieras algo de información qué significaba el periódico en el siglo XIX, el valor que tenía, y además cómo esa genealogía sostuvo a las primeras escritoras de poesía en el siglo XX. Me parece importante que dejáramos dicho esto. Clau se ha interesado en mostrar los vínculos entre las escritoras, cómo las Hijas se conectaban con otras en los clubes literarios y tenían una asociación… ¿Podrías ampliar un poco más esto?
Una de las primeras cosas que he pedido que entiendan es que hasta los años cincuenta, los libros no eran lo más importante, lo más importante eran las revistas, los semanarios, los periódicos… esta era la forma de transmisión del conocimiento. Estudié la industria editorial en México a finales del XIX y principios del XX y pude develar que esto.
Durante el siglo XIX los periódicos eran artesanales, las imprentas eran pequeñas pero daban la posibilidad de que hubiera muchos editores de periódicos, se movían por supuesto por su signo político. Esta muy estudiado el siglo XIX, el Semanario de la Mujer, pero todos tienen ese signo de ser privados de no ser públicos, de estar en manos privadas. ¿Qué empieza a pasar? Que las mujeres poco a poco se empiezan a incorporar a la educación y evidentemente crece el número de lectoras, lo que hacen los periódicos es hacer artículos para señoritas donde Amado Nervo escribió muchas cosas para señoritas haciéndose pasar por mujer… Esto es importante porque se nota el vacío en la oferta que dan los periódicos acerca de una visión propia de las mujeres, de su estar en el mundo y empieza todo el run run del feminismo, no hay que olvidar que la declaración de Seneca Falls es de 1848, viene ya un gran ímpetu del movimiento de mujeres muy fuerte y empieza ese run run también dentro de las publicaciones. De hecho, Pirineo Paz el abuelo de Octavio Paz tiene un artículo antifeminista en uno de los periódicos de la época. El siglo XIX se devela como muy importante para la escritura de las mujeres porque empieza a nacer un empuje cada vez más fuerte, el XIX eclosiona y el feminismo de la emancipación empieza a tener mucho revuelo y se leía mucho en México. A veces nos hacen sentir muy ignorantes de los siglos pasados respecto de lo que se hacía y este sentido, también, hacen parte de Las Hijas una serie de mujeres que van a hacer muy importantes para la educación como Mateana Murguía. Ella colabora en la primera época de Las Hijas y es el puente con Las Violetas, es ella quien inicia con Laureana Wright la segunda época. Laureana se pone mala y deja la dirección del periódico y se lo deja a Mateana entonces, ella que ha sido poco estudiada, es una especie de puente y está también Laura Méndez de Cuenca que ella era alumna de la Escuela de Artes y Oficios, de ella se sabe más, que era traductora, que fue editora, que vivió en Estados Unidos, que sacó una revista que después le quitó su socio gringo, tuvo un hijo en una relación extramarital con Manuel Acuña… en fin… El hijo se muere un año después de que Manuel Acuña se suicida… En el último número Las Hijas hablan de aquel suicidio, sentando posición y llamando a la reflexión sobre su poca responsabilidad como poeta, mientras todos los periódicos casi alaban su decisión.
Creo que todo esto aportó para que en el siglo XX hubiese una explosión de mujeres escritoras, que aunque no las conocemos todas estamos en ese rastreo, una especie de arqueología… Las redes de mujeres me interesan porque, particularmente en España también hay movimientos políticos feministas muy importantes y hay intercambio entre mujeres españolas, mujeres mexicanas y de América Latina. Me encontré una carta de Elena Arismendi dirigida al maestro en el año 1921 en la residencia de señoritas. Es algo que está ahí, hay una red, no solo nacional que implica a muchas mujeres de América Latina, España y seguramente de otras partes de Europa y que estamos por ver que realmente el siglo XIX fue un siglo tremendamente importante…tal vez tan importante como este siglo XXI.

Claudia Llanos:

Laura:
En el mismo sentido del contexto, y de las condiciones en que vivían estas mujeres, creo que es admirable que hayan escrito. Lo que yo noto es… ¿La política? ¿la reforma? ¿no hay nada que opinen las mujeres al respecto? Los periodos históricos siempre los necesitamos, incluso para la historia de las mujeres. Algo leía del contexto de Isabel Manuela de Santa María donde se ve el avance científico, la ciencia está avanzando y eso interviene en esa vida. A mí me parece que en estos años hay toda una guerra o varias guerras y varias ideas políticas de avanzada como es el concepto de laicidad… ¿Hay algo de esto en los escritos?
En la tesis de Carmen Aquino ella estudia cuál es el interés del liberalismo mexicano por la educación de las mujeres, insisto para ellos es importante que las mujeres estén preparadas para ser las madres de los nuevos ciudadanos, para ser las mejores compañeras de los hombres liberales que van a cambiar el país… La Escuela de Artes y Oficios para mujeres es un proyecto liberal y en algún sentido se muestra el apoyo de las profesoras, al decir que sí les parece importante y les interesa compartir el proyecto liberal, como un proyecto nuevo para las mujeres. Ellas no se meten y sí, porque están hablando desde otro lugar, pues la primera vez que se expone desde otro lugar una forma de escribir de las mujeres, como dicen en la introducción las compañeras en la edición del periódico de Las Hijas, es la primera vez que se expone una forma “intima” de escritura, algo que eclosiona al mismo tiempo con el interés que puede haber en esa sociedad liberal. Si pudiésemos hablar de la reforma creo que ahí es observable de manera práctica, más que hablar teóricamente de la reforma. Emilia Pardo Bazán, dijo que el liberalismo y el feminismo inevitablemente se iban unir, aunque no fuera la mejor alianza, ella lo dice sobre todo porque muchas feministas vieron en el liberalismo una forma de sacar el proyecto feminista de forma más masificada. Creo que si está ahí.

Claudia Llanos:

Clara Ramírez:
Lo que conocemos son los contextos masculinos, por ello cuando a mí me preguntan ¿cuáles son los contextos? Yo digo pues los estamos buscando, estamos buscando los contextos femeninos, porque lo que aparece es la otra mitad de una realidad distinta. No es que a las mujeres no les afecte la guerra pero no parece ser de su interés. Frente a la guerra dicen no queremos la guerra. Y dejan ver lo que si quieren que eso es lo interesante porque eso no va a parecer. Si hasta ahora la historia se ha hecho con fuentes masculinas básicamente, incluso el siglo XIX entonces, es lo que dice Mora “la historia de México es la historia de sus revoluciones”, pero eso nunca lo sostendría una mujer de la época. Aparece así, la otra línea de la historia, la historia de la otra mitad de la población que le interesaba la misma realidad, pero con otros énfasis… el énfasis en las relaciones interpersonales. Esa idea de tienen muy claro las mujeres de la Librería de Milán y es que “La política de las mujeres es la política de las relaciones” en los textos hallados sobre las Conferencias está muy claro esto, por ello la primera dama va a todas las Conferencias, consigue el dinero para editarlas… No es una ley que crean para que cambie la realidad y que no hace nada. Si miras las leyes de educación en el siglo XIX es una historia tremenda, porque lo que ves es que se hacen muchas leyes y no se aplican. Incluso las constituciones con las que los hombres tienen tanta confianza para hacer la historia lo que se descubre es que en medio de la guerra con Estados Unidos se regresa a la constitución de 1824 y claro dices ¿cómo se dejan las leyes conservadoras de 1836 y se regresan a 1824? Es decir, que las constituciones realmente no importaban porque si puedes hacer eso… Entonces ¿quién sostenía la sociedad? Lo que he visto pensando en la historia en general es minimizar el lugar de la política masculina, ni las leyes, ni las guerras, ni los presidentes fueron la línea de continuidad en el siglo XIX porque si eso hubiese sido así no habría habido sociedad, había otras líneas que se preocupaban por las relaciones entre las personas como Las Hijas, que le reclamaban responsabilidad frente a la juventud a un poeta por haberse suicidado, eso es política… es una forma diferente de pensar y definir lo importante, lo importante es la continuidad, la creación y recreación de la vida. Y eso si se puede historiar. Por ejemplo, en la Conferencias, por ejemplo, ya aparece una ciencia para comprender, una ciencia útil pero al mismo tiempo la flor, al mismo tiempo de un estudio científico un estudio sensible que nos hace la vida grata. Yo pienso que si vemos así la historia de las mujeres, esta va a cambiar la idea de los contexto en el siglo XIX, XX o XVI… porque va aparecer otro contexto que no hemos trabajado.
No hay un contexto fuera de la realidad de las mujeres, las mujeres son el contexto.

Carolina Narváez:

Clara Ramírez:
si y que no lo conocemos mucho
¿Cómo construir el contexto de Antonieta Rivas Mercado, una escritora tan politizada, tal intelectual, mecenas, además una crítica del movimiento feminista mexicano? Pareciera que implicará ver lo que está pasando alrededor y fuera de Antonieta y alrededor de su relación con Vasconcelos, pero también hemos enfatizado mucho en ver el impacto que ha tenido la historia tradicional ha hecho que nosotras pensemos que estamos fuera de los contextos, es como decir que se hablamos de una escritora no estamos hablando del contexto, si yo hablo de Pita Amor ¿no estoy hablando del contexto de México del siglo XX? Se supone que ¡no! Pero Pita o Antonieta hacen parte de ese momento, es decir ellas construyen ese contexto, porque dan una mirada hacia su realidad. Esta es una discusión permanente sobre todo cuando hacemos soportes y apoyos en trabajos de tesis donde piden que construyan contextos que rodean a las escritoras como si la escritora estuviera suspendida en el aire o no estuviera ahí… Lo que decimos es que ellas son el contexto, y construyen contexto. Cuando Hablo de una escritora mexicana estoy hablando del contexto mexicano no estoy hablando de una escritora “suelta”. Esto para decir que hemos pensado que los grandes sucesos históricos son los que definen a los pequeños, y como ese gran contexto no ha visto a las mujeres pues no nos sirve hacer esa línea de análisis porque volvemos a caer en la miseria o en la idea de que no se puede. En la tradición de la historia feminista latinoamericana y española lo que se ha planteado es un poco, veamos que hay aquí en “lo chiquito” para pensar un poco más allá y también se puede. ¿Si los contextos solo están determinados por los grandes acontecimientos y las mujeres no están ahí? Para el caso de Las Hijas, podríamos pedirle estar mas “politizadas” y que hablen de lo que ocurre a nivel macro en el México del siglo XIX, pero ¿por qué hay que pedirles eso? No les interesaba, lo podemos ver en el periódico… para ellas lo más importante era promulgar la idea de la escritura de las mujeres y la definición de la política desde las mujeres pasa por lo que ellas dejaron retratado y eso incluye para este caso la escritura como medio y como practica de su hacer político.

Carolina Narváez:

Mariana Abreu:
Mi tesis de maestría fue sobre el siglo XIX pero en Estados Unidos, recuerdo que me decían todo el tiempo “¡te falta contexto!” Por lo que me metí a leer leyes y demás asuntos, pero en realidad esto no era lo que me estaba hablando Harriet Jacobs que era la autora que trabajaba. Si me ponía a leer a otras mujeres que vivieron la esclavitud o mujeres abolicionistas, todas me estaban indicando otros asuntos de la esclavitud que no están en ese gran contexto, por ejemplo, la pugna entre el sur y el norte, la guerra civil… lo que yo veía es que a ellas no les interesaba eso, sino cómo los hombres abusaban de las mujeres esclavas y tenían hijos con ellas para después negarlos. Si me voy a los grandes contextos y a las grandes bibliografías y a las leyes estos temas no aparecen, pero si yo pongo en diálogo fuentes de mujeres en ese momento ya aparece otro asuntos que además determinaba su vida.
En Bancroff encontramos un libro de cocina que tiene el sello del águila imperial independentista y eso en un libro de cocina que comienza diciendo “esto es un libro de cocina para la libertad y la independencia en México” y son solo recetas y están a varias manos… es lindo porque se ve manchado, insisto, esa es su forma de pensar y adoptar. Pienso en la política primera de las mujeres de Diotima, creo que las mujeres practicamos la política primera que es la relación, somos muchas mujeres que hacemos de mediación con la realidad, y de esto no se dice, no se habla, solo querían que las mujeres fueran las compañeras de los grandes revolucionarios pero ¿cómo se ejerce esa tarea? Por decirlo así y a lo mejor la idea de ser “la compañera de” es una idea corta porque en realidad eso ya viene aconteciendo, lo que estamos tratando de pensar es lo que ya está, lo que viene siendo al margen de las medidas políticas de los hombres con poder. La política primera, la de todos los días, la de ir al mercado, la de estar todos los días en contacto, es lo que estamos tratando de encontrar porque resulta que ahí están las mujeres y eso nos hace posible ver realmente la existencia de las mujeres.
Estudio a las mujeres travestidas y ese gran descubrimiento de mujeres travestidas me ha llevado a conocer que hay muchas mujeres que han participado en batallas y que han tenido relación con las armas, o sea las mujeres sí estuvieron en las guerras, no estoy diciendo que sea bueno o malo, las mujeres travestidas lo hicieron a su manera… Por ejemplo, lo que pasó en Francia y eso Franchesca Gargallo lo recordaba mucho, para poder conseguir la ciudadanía se decía que por lo menos tendrías que haber participado en una guerra y se crearon batallones femeninos durante las guerras de liberación. Las mujeres que habían participado decían “¡yo participe de la guerra! Quiero mi ciudadanía”, pero las reprimieron horriblemente. Estas mujeres se integraron de otra manera. En el libro La doncella quiso ser marinero, se muestra como hay mujeres que quieren ir a pelear y tomar las armas… En ese sentido siempre hemos estado ahí, que no nos hayan visto o que no hayan querido vernos es otra cosa, pero estamos justamente en esa búsqueda, construyendo esos contextos.

Clara Ramírez:

Clara Ramírez:
Cuando buscas a las mujeres muy cercanas a la política masculina aparecen y se han estudiado en desgracia, en detrimento de ellas, por ejemplo, Laura Mantecón Arteaga, la esposa de Manuel González, que era una gran mujer, ella se fue a estudiar medicina homeopática a los Estados Unidos y de eso nunca se dice nada, de su grandeza y que además dijo me quiero separar de este señor porque me está golpeando aunque sea el presidente y la volvieron nada por el intento de separarse. Y a la fecha la familia la desconoció y no deja que hable nada de ella. Nos hemos distanciado de buscar a las mujeres en la política masculina porque ahí aparecen como víctimas y nosotras queremos buscar la experiencia de ellas y cuando nos fijamos en eso aparece la otra historia, la de mi madre que no es menos que la de mi padre.
Llevar a la imprenta. Presentación del libro Facsímil de Las Hijas del Anáhuac
El proceso de edición del facsimilar de Las Hijas ha sido arduo, como ya se los contaba hace un rato de este semanario solo hay un ejemplar en la Biblioteca Nacional en el fondo Reservado. El riesgo de que esta sea la única copia y que haya cierta fragilidad en este hecho [aunque el semanario alojado en la biblioteca está muy bien] no existe, como decía más que ese ejemplar y de ahí que hayamos tomado la decisión de hacer una edición facsimilar, porque veíamos que peligraba. Las mismas vicisitudes por las que pasamos para hallar el ejemplar en físico y conocer las imágenes del microfilm tan mal reproducidas nos hizo empeñarnos más, por ello nos dio mucha alegría conocer y saber que el ejemplar existía y que pudimos digitalizarlo. Esto ha sido ya un gran logro, y si pudiéramos hacer esto con cada obra que nos hemos encontrado seriamos muy pobres pero muy alegres. Esta labor de Las Hijas… ha sido un trabajo colaborativo, este es el súmmum de este gran equipo que hemos conformado.
Les doy la palabra a las nuevas Hijas de la Anáhuac y al taller para acercarnos a esta historia:

Claudia Llanos:
Taller: Reencuentro de palabras con Las Hijas del Anáhuac. Ensayo Literario Ciudad de México 1873-1874.[6]
La experiencia de pertenecer al grupo de investigación Escritos de Mujeres y ver el trabajo colaborativo entre historiadoras feministas, nos ha motivado a proponer un taller que difunda y reconozca el trabajo de nuestras compañeras del grupo, así como de las maestras y alumnas de la Escuela de Artes y Oficios para Mujeres. Darnos cuenta de que la trayectoria recorrida por nuestras maestras a lo largo de diecisiete años nos toca de manera particular mediante los textos reencontrados, nos impulsa a querer que otras mujeres se encuentren en ellos a través de la lectura.
Por este motivo, este taller nace de la necesidad de crear espacios donde las mujeres nos leamos a través del tiempo, para así inspirarnos a escribir nuestros propios textos. En este sentido, la intención es hacer un círculo de lectura donde leamos fragmentos del semanario Las Hijas del Anáhuac escrito por las alumnas y profesoras de la Escuela de Artes y Oficios para Mujeres; proponemos realizar un taller de escritura, de esta manera las partícipes podrán decidir libremente lo que desean escribir, inspirándose en las lecturas previas, y en colectivo recreemos el semanario que escribieron las mujeres de 1873 a 1874.
Haremos un balance de qué nos significan estos escritos, escucharemos y comentaremos qué sentimos cada una al escribir, cómo nos relacionamos con las mujeres que escribieron en el semanario y qué nos significan en nuestra estancia en la universidad. Para finalizar, uniremos todos los escritos, creando así nuestro propio ensayo literario.

Ángeles Martínez:
Hola, Soy Ángeles y les voy a hablar un poco sobre de donde viene este taller y hacia dónde lo queremos llevar, para ello haré uso de un recuerdo que tengo guardado en mi cajita de hilos, agujas y recuerdos queridos: hace años, un día en una clase de Teoría y metodología de la historia feminista con la profesora Clara Inés Ramírez estábamos leyendo La Ciudad de las Mujeres de Christine de Pizan lo cual nos llevó a pensar en la Universidad de las Mujeres y preguntarnos ¿cómo es la universidad que necesitamos? ¿cuál es la universidad que deseamos? La universidad imaginada era un lugar en donde era posible el encuentro continuo con otras mujeres y su escritura, así como con la libertad de
la escritura propia. Un día junto con mis compañeras y amigas Oriana y Oderay volvimos a esta idea de la universidad imaginada que nos marcó y que nos dio el impulso de pensar en un espacio para nosotras. Esta Universidad de las Mujeres poco a poco ha dejado de ser imaginada para nosotras, porque con el tiempo se nos ha revelado como un espacio tejido, hilado, cocinado, bordado, esculpido, pintado, leído y escrito por mujeres a través del tiempo en donde todas hacemos algo para ya no imaginar espacios sino hacerlos realidad. En el grupo de Escritos
de Mujeres hemos aprendido a trabajar en relación, a observar de cerca como se teje la posibilidad de leer a mujeres tan lejanas en el tiempo y hacerlas nuestras amigas, a comprendernos con ellas, gracias a su labor, por ejemplo, hemos podido observar el mundo y nombrar nuestra sexualidad desde la escritura de una monja novohispana como Isabel Manuela de Santa María o a tomar la decisión de con quienes compartir nuestras pertenencias con ayuda de mujeres culhuacanas del siglo XVI. Por esto, este taller nace con la necesidad de seguir con este tejido construido por historiadoras feministas que hoy nos acompañan, de difundir parte del trabajo realizado en este grupo y del que realizaron las maestras y alumnas de la Escuela de Artes y Oficios para Mujeres quienes crearon en conjunto el semanario Las Hijas del Anáhuac en el siglo XIX.
En este taller y circulo de lectura que titulamos “Reencuentro de palabras con Las Hijas del Anáhuac. Ensayo Literario Ciudad de México 1873-1874” está pensado en cuatro partes: La primera parte que está cargo de nuestra profesora Carolina Narváez, en donde nos presentará a Las Hijas del Anáhuac La segunda a cargo de Oriana que se centrará en la lectura en voz alta algunos fragmentos que hemos seleccionado de la edición de las Hijas del Anáhuac que fue realizada por Escritos de Mujeres. Aquí les recomendamos que hagan a anotaciones La tercera que está en manos de mi compañera Oderay y de nuestras asistentes al taller, que consistirá en la escritura de un texto en donde, al igual que las escritoras de las hijas del Anáhuac, puedan poner en escrito aquello que les interesa a partir de la lectura de los fragmentos que hemos leído. Para esto es importante que sepan que pueden utilizar seudónimos y en caso de que ustedes nos den su permiso sus creaciones formarán parte de nuestro repositorio de Escritos de Mujeres. También les ofreceremos los materiales necesarios para ello. Por último, queremos abrir un espacio en donde podamos conversar y leer sus creaciones. Esperamos que les sea divertido y provechoso formar parte de la creación del primer número de Las hijas del Anáhuac. Ensayo Literario Ciudad de México 2024.
Lectura Semanario Las Hijas del Anáhuac, primero número.
A nuestras lectoras
Algunas jóvenes que se dedican a la tipografía, con el objeto de formalizar sus ejercicios, ocurrieron a nosotras para la publicación de un periódico íntimo, y éste es el origen de la presente publicación.
Nunca se había publicado un periódico redactado como el presente por señoritas, y esto nos había hecho vacilar desde hace algún tiempo en establecerlo y llevar a cabo nuestra empresa; pero nos hemos animado, viendo que la sociedad moderna se halla a una altura notable y que adelanta de día en día en la vida de la civilización. Ya no es mal visto que la mujer escriba y exprese sus sentimientos por medio de la pluma, y nada más justo, porque cuántas jóvenes hay que, careciendo de una amiga íntima o de un ser a quien manifestarle con confianza los sentimien- [//] tos de su corazón, desean expresarlo de alguna manera; pues sólo una alma [sic] egoísta se conforma con gozar o sufrir sola, y en esos instantes supremos de felicidad o de desgracia, en que nos encontramos aislados, grato es tomar una pluma y trasmitir al papel las emociones que nos dominan. Además, ¿por qué si el hombre puede manifestar públicamente las galas de su inteligencia, la mujer ha de estar privada de hacerlo, habiendo, como hay, mujeres cuyos talentos igualan a todos los de los hombres?
No, escribid, bellas jóvenes de nuestra patria: pero estudiad, y estudiad mucho, porque sólo ayudando a la inteligencia con la instrucción, se pueden producir hermosas y correctas composiciones.
Y al recomendaros que estudiéis y que escribáis, no creáis nunca que opinamos porque la mujer, olvidada de la misión sublime que tiene que cumplir en la Tierra, se dedique solamente a la bella literatura, no: lejos de nosotras tan errónea idea: queremos, sí, que la mujer escriba y estudie, pero nunca que por esto, se olvide de sus atenciones domésticas, sino que recuerde sus estudios y procure mejorar su inteligencia. Ya se ve que éste es más bien un honesto entretenimiento de distracción útil que un trabajo digno de la crítica. Ilancueitl

Oriana Delgado:

Oderay García:
Nos hemos motivado a hilar nuestra experiencia con la de ellas y reconocernos en sus palabras, con esta intención decidimos crear este taller y lo que les proponemos es que reconecten sus propias experiencias con las de Las Hijas y escribamos algo sobre ellas, inspirado en ellas. La idea es que podamos hacer un periódico desde nuestro tiempo con la inspiración y la guía que ellas nos dejaron, para ello les proponemos los siguientes ítems
- ¿Qué significa para las mujeres escribir en la actualidad?
- ¿Para ustedes que significa la escritura?
- ¿Qué significa la amistad?
- Podemos también en el taller responder a las preguntas que las mismas Hijas nos dejaron.
- Podemos hablar sobre la herencia que nos dejaron
- Sobre el reconocimiento de nuestra genealogía femenina
- Podemos escribir sobre la educación de las mujeres ¿qué nos significa a nosotras?
Comentarles que la motivación de este taller fue parte del trabajo en relación y la confianza que nos dieron nuestras profesoras y las relaciones intergeneracionales que creo que es primordial destacar porque nos dan esa confianza a nosotras de proponer e investigar, de hacer cosas y esto nos acerca más.
Como vimos y escuchamos en la lectura de Las Hijas del Anáhuac, es una escritura muy personal que evidentemente está escrita para otras mujeres, esa parte nos motivó a querer hilar nuestras experiencias con las de ellas y también reconocernos en sus palabras. Con esa intención decidimos crear este taller, lo que les proponemos es que intenten reconocer sus propias experiencias con ellas, con lo que acabamos de escuchar, y escribir algo sobre ellas, inspirado en ellas. Algunas ideas que nacen de cada fragmento pueden ser qué significa para las mujeres escribir en la actualidad o en el pasado, hacer una relación entre ellas; qué significa la escritura; qué significa la amistad, pueden escribirle a alguna amiga o amigas. También pueden responder a la invitación abierta que Las Hijas del Anáhuac nos dejaron, ellas escribieron a las periodistas del futuro, pero en este caso podemos ser historiadoras, musicólogas, o la formación que tengamos. También podríamos hacer una comparación de la crítica que a ellas les hicieron otros periódicos de cómo escribían, a la crítica que quizá recibimos en la universidad o en otros espacios, pero resignificarla, donde nosotras tomemos la palabra. Otra opción para escribir es reconocer la herencia que las escritoras nos dejaron y escribir sobre ello, sobre la juventud y el tiempo, sobre el reconocimiento de nuestra genealogía femenina, de esta herencia y esta parte que habla de las mujeres mayores, darles autoridad y escribir sobre ellas. Otra idea es hablar sobre la educación de las mujeres y qué nos significa a nosotras. Me gustaría comentar que la motivación de esto fue parte del trabajo en relación y la confianza que nos dieron nuestras profesoras, y señalar esta parte que habló Caro de las relaciones intergeneracionales, que es primordial destacarla porque mediante ello nos dan esa confianza a nosotras de proponer, de investigar, de hacer cosas y a la vez acercarnos un poco más a las escritoras. Es momento de escribir, les vamos a repartir su material, hojas que tienen el formato facsimilar del periódico Las Hijas del Anáhuac, plumas y stickers de flores para que decoren sus escritos.
[1] Se refiere al Sistema Universidad Abierta y Educación a Distancia (SUAyED) de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM
[2] Monja capuchina del convento del Dulcísimo Corazón de Jesús, el cual se encontraba en Antequera, Oaxaca.
[3] Facultad de Filosofía y Letras en Ciudad Universitaria, México.
[4] Las Hijas del Anáhuac. Ensayo literario 1873-1874, codirección y edición, Clara Ramírez y Claudia Llanos, coordinación del volumen, Carolina Narváez, Colección Escritos de Mujeres, Ciudad de México, IISUE-UNAM, 2021, p. 31.
[5] Donatella Franchi, “Cómo actúan la disparidad y el deseo en las p´racticas creativas de las mujeres. Una reflexión de imágenes y palabras”, Revista de Estudios Feministas DUODA, núm. 27, 2004.